PERDER EL ESPÍRITU DE LA LEY
Podemos observar que, en ocasiones,la JUSTICIA cae rehén de los intérpretes de la Ley. En estas ocasiones, acatar y respetar las decisiones judiciales, no implica que, además, las víctimas tengan que padecer el Síndrome de Estocolmo.
Algunos abogados y algunas abogadas, con toga y sin toga, actúan como mercenarios. Cobran por un servicio, estudiando la fórmula para favorecer su "caso", "su cliente", aunque no tenga razón.
Pese a todo, no podrán impedir que soñemos una JUSTICIA que pierda la venda y pueda ver con el corazón, para cribar su información y sospesar sus decisiones.
Con unos ojos y una parte de las evidencias, tenemos una verdad parcial. Lo que sale de ese procedimiento, no se sabe que es, pero no es la JUSTICIA QUE MERECEMOS.
0 comentarios